Ana Ragá
ENGLISH below
La pincelada crea la forma, no simplemente la rellena. Como consecuencia, cada movimiento del pincel en la tela altera la forma y las implicaciones de la imagen.
— Francis Bacon.
Ana Ragá ejerce la pintura como extensión de la mirada, pero también del tacto. Observa la gran diversidad cultural presente en su entorno directo. Busca detalles, diferencias necesarias para entramar texturas. A través del contraste remite a intangibles acerca de la condición humana.
¿De qué color es una persona? La percepción cromática es subjetiva. Las etiquetas pueden facilitar la comunicación, pero paradójicamente, a lo largo de la historia han demostrado ser punto de partida para las conductas discriminatorias.
Alejada de los prejuicios, esta exposición permite sumergirnos en una versión deconstruida de retratos y fragmentos de la anatomía humana. Elementos aislados, que comparten un mismo fondo del que emergen y al que regresan.
En el afán por desdoblar los colores se descubre una fuerte influencia del impresionismo, que también está presente en el estudio de los caprichos de la luz, el resumen de los detalles en apuntes más abstractos y la pincelada.
La interpretación de la corporalidad ante el lienzo tiene algo de antropológica, algo de aurática, algo de irrepetible. Cada pincelada es única gracias a los distintos colores que se entremezclan y a la dirección del trazo. Única, como cada uno de sus modelos. En este sentido, la pincelada reafirma la importancia y riqueza del conjunto de individualidades, redondeando el discurso.
En resumen, este proyecto pictórico es un ejercicio sobre la plasticidad, sobre la pincelada y el color. Elementos explorados a profundidad, utilizados para una manifestación contemporánea de retrato y desnudo sin más elementos que la piel.
Una exploración lúdica, cercana al metamodernismo, que hace evidente la evolución estética de una artista a la que habrá de seguir muy de cerca.
Texto escrito por Christian Nájera Jiménez.
ENGLISH
The brushstroke creates the shape, not just fills it. As a consequence, each movement of the brush on the canvas alters the shape and implications of the image. - Francis Bacon.
Ana Ragá exercises painting as an extension of the gaze, but also of touch. Observes the great cultural diversity present in its direct environment. Looks for details, differences necessary to frame textures. Through the contrast, it refers to intangibles about the human condition. What color is a person? Color perception is subjective. Labels can facilitate communication, but paradoxically, throughout history they have proven to be the starting point for discriminatory behavior.
Away from prejudices, this exhibition allows us to immerse ourselves in a deconstructed version of portraits and fragments of human anatomy. Isolated elements that share the same background from which they emerge and to which they return. In the eagerness to unfold the colors, a strong influence of impressionism is discovered, which is also present in the study of the vagaries of light, the summary of details in more abstract notes and the brushstroke.
The interpretation of corporality before the canvas has something anthropological, something auratic, something unrepeatable. Each brushstroke is unique thanks to the different colors that intermingle and the direction of the stroke. Unique, like each of its models. In this sense, the brushstroke reaffirms the importance and richness of the set of individualities, rounding out the speech.
In short, this pictorial project is an exercise in plasticity, brushstroke and color. Elements explored in depth, used for a contemporary manifestation of portrait and nude with no other elements than the skin.
A playful exploration, close to metamodernism, which makes evident the aesthetic evolution of an artist who will have to follow very closely.
Text written by Christian Nájera Jiménez.